sábado, 6 de julio de 2013

La desigualdad salarial entre varones y mujeres: Una tendencia que se reitera.

La reiteración de los datos de la brecha salarial entre varones y mujeres coexiste con otras situaciones irresueltas, como la doble jornada laboral y la falta de políticas públicas para la crianza de la primera infancia. En muchas ocasiones, por este motivo, las mujeres se ven obligadas a realizar trabajos a tiempo parcial.

El análisis reciente del salario y las condiciones de trabajo, publicado por la FISYP, destaca un ingreso salarial promedio por la ocupación principal de los trabajadores por 3.881 pesos mensuales, siendo peores las condiciones de ingreso de las mujeres trabajadoras, con un ingreso de 3.289 pesos al mes, y especialmente bajo el ingreso de los jóvenes, quienes perciben 3.082 pesos cada mes, reafirma una tendencia más que centenaria.
La precariedad laboral, agudizó esta situación y es por eso que nos encontramos frecuentemente con este problema: “escondí el embarazo para que no me echen, porque estaba sola y no tenía a quien pedirle ayuda”, confía Pilar. Hoy la mujer es telefonista en un sanatorio privado.

Aunque las condiciones laborales se han modificado, vale recordar que la inserción laboral desigual de las mujeres al inicio del sistema capitalista fue acompañada por el discurso que avalaba la existencia de un mercado de trabajo sexualmente segregado y alrededor del salario se sostenía que los salarios de los varones debían ser suficientes no sólo, para su pro-pio sostén, sino también para el de una familia. A esta idea se agregaba la de salario suplementario para la mujer, así se justificaba las remuneraciones menores de las trabajadoras.

En los artículos sobre Las mujeres dentro de las organizaciones sindicales, recientemente publicados, reseñamos el contexto y las vicisitudes que vivieron las mujeres en el mercado laboral desde el inicio del capitalismo, como en su relación con los trabajadores en los sindicatos. Los distintos reclamos contribuyeron a sortear muchos obstáculos, sin embargo existe un límite que pone el sistema de relaciones laborales basadas en la explotación de las patronales con la solidaridad de los Estados.

Los hechos actuales nos demuestran que persisten modos de discriminación laboral en forma directa e indirecta, abonadas por otros discursos que intentan ocultar esta realidad.
En este sentido el principio de igualdad de oportunidades entre varones y mujeres en el ámbito laboral es un objetivo a conseguir.

¿Es posible lograrlo en una sociedad desigual?
Desde el movimiento de mujeres y particularmente desde las secretarías de género de los sindicatos se viene reclamando por modificar el estado expuesto pero concluimos del mis-mo que lo plantea la FISYP, éstas tienen que ser “el piso sobre el cual construir la agenda de reivindicaciones y lucha por las mejoras en el salario, las condiciones de empleo y trabajo y en definitiva, por la emancipación de los trabajadores”, abordando las relaciones de clase y género.


No hay comentarios:

Publicar un comentario