miércoles, 2 de octubre de 2013

Francisco cuestiona fuertemente a la curia, al "vaticanocentrismo" y comenzó a analizar la reforma.

En un encuentro cara a cara con el fundador del diario La Repubblica, el Papa Francisco volvió a confirmar su firme decisión de reformar la curia romana para que deje de ser "vaticano-céntrica", en sus palabras, una institución que "ve y se ocupa de los intereses del Vaticano y se olvida del mundo que la rodea". 


El ex arzobispo de Buenos Aires afirmó que no comparte esta visión y que hará "de todo para cambiarla" y para que la Iglesia vuelva a ser una "comunidad del pueblo de Dios y los presbíteros, los párrocos y los obispos" vuelvan a estar al servicio de la gente. La publicación de la entrevista coincidió, no de casualidad, con el inicio de las reuniones convocadas a poco de iniciar el papado con el Consejo de Cardenales, los ocho prelados de cinco continentes que elaborarán planes para reformar la curia. 

En la entrevista con Eugenio Scalfari, Francisco afirmó que, en la historia del Catolicismo, "los jefes de la Iglesia fueron a menudo narcisistas, adulados por sus cortesanos" y que los halagadores se transformaron en "la lepra del papado". En este sentido, dijo que la Iglesia no debería basarse en el "proselitismo" sino en "escuchar las necesidades, las desilusiones, la desesperación"; que debería "ser pobre entre los pobres".

Durante el encuentro –que se realizó el martes pasado, después de que el Papa y Scalfari protagonizaran un intercambio público de cartas sobre el diálogo entre creyentes y no creyentes–, el Pontífice argentino rcordó que "los más graves males que afligen al mundo en estos tiempos son la desocupación de los jóvenes y la soledad en la que se abandona a los ancianos". Para Bergoglio, "los viejos tienen necesidad de cuidados y compañía y los jóvenes de trabajo y esperanza; y no tienen ni uno, ni lo otro, y el problema es que no lo buscan más". 

El grupo de Cardenales que estudiará los cambios en la Santa Sede, que la prensa se apuró en denominar G8, está integrado por el arzobispo de Tegucigalpa (Honduras), Óscar Rodríguez Maradiaga, el arzobispo emérito de Santiago de Chile, Francisco Javier Errázuriz; el presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, Giuseppe Bertello (único miembro de la Curia); el arzobispo de Múnich, Reinhard Marx; el de Boston (EE UU), Sean Patrick O'Malley; el arzobispo de Bombay (India), Oswald Gracias; el de Kinshasa (República Democrática del Congo), Laurent Monsengwo y el de Sydney (Australia), George Pell. El Consejo, un intento de Francisco de armar un cuerpo colegiado para la gobernanza de la Curia, se reúne por primera vez, en principio hasta el jueves. 

En la larga entrevista –que ocupó tres páginas de La Repubblica–, el ex arzobispo de Buenos Aires avanzó otra línea en su proyecto de cambios al decir que "hay que volver al Concilio Vaticano II" donde se decidió "mirar al futuro con espíritu moderno y abrir a la cultura moderna, que significaba ecumenismo religioso y diálogo con los no creyentes". Así, anunció que tiene "la humildad y la ambición" necesarias para acompañar a la Iglesia hacia la modernidad.
Francisco bromeó al relatar que cuando tiene delante "un clerical" él mismo se vuelve "anticlerical de golpe" ya que "el clericalismo nada tiene que ver con el cristianismo (...) San Pablo fue el primero que habló con los paganos, los creyentes de otras religiones". 

Destituyó a un obispo que protegió a un pederasta

En un nuevo gesto de firmeza, el Papa destituyó al obispo irlandés William Lee, quien en 2010 reconoció haber protegido a un sacerdote que había abusado de un menor de edad. Ayer, mediante un comunicado de prensa, la Santa Sede informó que el pontífice "aceptó la dimisión" del prelado de la diócesis de Waterford y Lismore, "destituido en virtud del párrafo 2 del artículo 401 del código de derecho canónico, que contiene las revocaciones por falta grave".

Según el diario irlandés The Irish Times, hace tres años Lee pidió disculpas por cómo había "manejado" el caso de un sacerdote que había abusado de un menor a inicios de los '90. En ese entonces, el obispo había decidido trasladar al prelado hacia otro ministerio, en el que permaneció hasta 1995. 

La semana pasada, Francisco había destituido al obispo auxiliar de Ayacucho (Perú), Gabino Mirando, acusado de haber abusado de menores de edad. Al sacerdote de 53 años, nombrado obispo en 2004, le aplicó la punición más rigurosa de las penas: la pérdida total del estado clerical.

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