martes, 20 de agosto de 2013

"El salario no es usura: los impuestos son de nosotros, las ganancias son ajenas", por Inés Hayes.

Si bien la definición de ganancia está relacionada con obtener un excedente o una utilidad, el 80% de lo recaudado por el impuesto a las ganancias proviene del bolsillo de los trabajadores y sólo el 20, del Capital. Entre la inflación galopante y el impuesto al salario que deben pagar casi 3 millones de trabajadores, el sueldo que reciben los asalariados por vender su fuerza de trabajo se desvanece en el aire.


La CTA insiste en que se derogue este impuesto regresivo y se cobre el gravamen a quienes se enriquecen a costa de los trabajadores y el pueblo: las multinacionales y la renta financiera.

“Cuando se anunció el 20% de aumento en el mínimo no imponible en enero, nosotros salimos públicamente a decir que eso era la zanahoria adelante del burro porque en realidad esa mejora la íbamos a terminar pagando los propios trabajadores porque quien aumenta ganancias deja de cobrar el salario familiar y así sucesivamente”, dijo Pablo Micheli recientemente en una entrevista radial poniendo sobre la mesa que con la aplicación de los aumentos de paritarias 2013, hacia esta segunda mitad del año, 200 mil trabajadores se sumarán a las filas de los casi 3 millones de asalariados alcanzados por esta carga.

Es de público conocimiento que hace poco, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), conducida por Ricardo Echegaray, anunció una suba interanual del 28,8% de la recaudación. El mayor aumento se produjo por el impuesto a las Ganancias, por el que el Gobierno nacional recolectó $ 12.755 millones, un 44,2% más que en marzo del año pasado.

En el ranking de aumento de recaudación de la AFIP, al impuesto a las Ganancias le sigue el Impuesto al Valor Agregado (IVA) que pagan todos los argentinos en cada uno de los productos que compran. Este año la recaudación por IVA subió 32,8% y acumuló $ 18.234 millones. Lo que no dice el gobierno es que este impuesto afecta a quienes menos tienen, a esa gran multitud de trabajadores que no se ven alcanzados por el Impuesto a las Ganancias porque están en negro, pero son esquilmados impositivamente cuando van a comprar la leche para sus hijos o el pan, si es que todavía pueden pagarlo.

Trabajadores camioneros, mineros, petroleros, bancarios, de las terminales automotrices y operarios de grandes empresas metalúrgicas y siderúrgicas verán caer sobre sus espaldas el impuesto al salario. Pero no son los únicos: empleados de la alimentación, choferes de media y larga distancia, ferroviarios, plásticos, trabajadores de la energía, telefónicos y la mayoría de los operarios de los sectores industriales también perderán parte de sus salarios en manos de un Estado que parece gobernar para las multinacionales, de espaldas al pueblo.

Para poner un ejemplo, si un trabajador que gana 10 mil pesos recibe un aumento de 2.500 -24% de acuerdo a las últimas paritarias-, sólo tendrá en sus manos 1840 pesos porque el resto -660- le será confiscado por el impuesto: más de una cuarta parte del aumento volverá al Estado mientras que otra parte también irá al Tesoro Nacional a través del IVA.

“El 67,8% de los trabajadores de la Argentina que están en blanco del sector privado fundamentalmente gana un salario promedio de 4.560 pesos, entonces estamos hablando que los salarios están lejísimos de los 7 mil y pico que es la canasta familiar. Así que el tema de ganancias está haciendo estragos y ni siquiera se está contemplando la posibilidad de descontarlo o de no pagarlo por el aguinaldo”, agregó Pablo Micheli en la entrevista.

Si bien la CTA estuvo siempre en contra del impuesto al salario, en esta segunda mitad del año la gravedad de esta medida impositiva se acentúa aún más: los casi 3 millones de trabajadores que deben pagarlo tendrán que pagar más que en el primer semestre con lo que, de los aumentos salariales últimos, una parte importante se irá para la AFIP y otra parte será devorado por la inflación. Siguiendo el mismo ejemplo anterior, un trabajador soltero con un sueldo neto de $ 10.000, en marzo pagaba de impuesto 346 pesos pero con el aumento del 14% de mayo tuvo que pagar 668 pesos.

Mientras que los salarios de los trabajadores se desdibujan al ritmo de la inflación y los impuestos al sueldo y al consumo, las multinacionales, los bancos, las financieras se llevan las riquezas nacionales sin tener casi ningún tipo de obligación con el Estado. Para el caso de las megamineras que además contaminan el agua, la tierra y el aire y destruyen las economías regionales, el actual esquema vigente determina un techo máximo del 3% de regalías sobre el valor del material en boca de mina (el valor de venta menos los costos de producción), pudiendo las provincias fijar el porcentual que estimen conveniente, siempre que no superen ese techo. Del impuesto a las ganancias, el 80% proviene del salario de los trabajadores y solo el 20% al Capital. Y no solo los asalariados en blanco deben pagarlo sino que en el caso de los monotributistas, que deben pagarse ellos mismos los beneficios sociales, en la cuota mensual están incluidos el IVA y las Ganancias, incluso a partir de la categoría mínima integrada por los trabajadores que ganan hasta 2 mil pesos por mes.

Los números son más que elocuentes: en los ’90, el 3,4 % de los trabajadores registrados pagaba ganancias; en el 2001 ese índice subió al 8,9% y en la actualidad alcanza al 30% de los asalariados.

Artículo publicado en el Periódico de la CTA Nº 96, correspondiente al mes de julio de 2013ACTA/CTA


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