sábado, 2 de noviembre de 2013

Snowden se mostró dispuesto a cooperar con las autoridades y contar cómo se hizo el espionaje a Merkel.

El ex consultor de los servicios secretos de los Estados Unidos, Edward Snowden, ofreció en una carta a la canciller alemana, Angela Merkel, a la Fiscalía Federal y al Parlamento de ese país cooperación para esclarecer todos los detalles de las escuchas estadounidenses y aseguró que estaría dispuesto a declarar ante la justicia alemana o una comisión de investigación legislativa. 


La oferta cambia el escenario generado en Alemania desde que se reveló el espionaje masivo realizado contra ese país, y profundizado la semana pasada al conocerse que la propia Merkel había sido espiada, posiblemente desde la embajada de EE UU en Berlín. La carta del técnico, además, coincide con el envío a las Naciones Unidas de un borrador de resolución redactado por Alemania y Brasil en el que se pide protección internacional contra el espionaje.

El parlamentario alemán de los Verdes Hans-Christian Stroebele se entrevistó con Snowden en Moscú, el jueves, y recibió la carta de manos del joven ex técnico. En las copias que se distribuyeron ayer se lee que Snowden advierte que "cuando se resuelvan las dificultades que rodean mi situación personal estaré en condiciones de cooperar en la búsqueda responsable de los hechos" que han relatado los medios y aclarar "la verdad y autenticidad de los documentos" publicados.

Snowden explica en la carta que "en el curso de sus servicios" para la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y la CIA estadounidenses presenció "violaciones sistemáticas de la ley" por parte del gobierno estadounidense, que le generaron el "deber moral" de denunciarlas.
"Como resultado de denunciar estas preocupaciones, he afrontado una intensa y sostenida campaña de persecución que me ha obligado a alejarme de mi familia y mi hogar", afirma. Aunque califica de "demostrablemente positivo" el efecto de sus revelaciones, Snowden acusa al gobierno estadounidense de tratar "el disenso como traición" y de intentar "criminalizar el discurso político como delito". En ese sentido, afirma que "decir la verdad no es un crimen".

Snowden se muestra esperanzado por la respuesta de gran parte de la sociedad civil y de muchos gobiernos que criticaron los programas de espionaje masivo de EE UU de las comunicaciones globales y las escuchas dirigidas de líderes mundiales.

En esa línea, el documento presentado ante la ONU elaborado conjuntamente por los gobiernos alemán y brasileño, reafirma "el derecho a la privacidad y a no ser sometido a una intromisión arbitraria o ilegal en la privacidad, la familia, la vivienda o la correspondencia", un derecho contenido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El texto también insiste en que "sean protegidos online los mismos derechos que una persona tiene fuera de Internet, en particular el derecho a la privacidad, incluido en el contexto de la vigilancia de comunicaciones".

Contradictoriamente, en Alemania se vive una situación de espionaje interno dirigido desde el propio gobierno, que aún no acata la orden impartida por la Suprema Corte, que el mes pasado sentenció que la inteligencia dirigida hacia políticos debe cesar, "salvo en casos excepcionales". Es porque los servicios alemanes se han dedicado a "observar", tal es el eufemismo esgrimido, a dirigentes y diputados de La Izquierda, la fuerza que surgió de lo que era el antiguo partido único de la ex Alemania Oriental. Esta fuerza fue la tercera más votada en las elecciones generales de septiembre –con un 8,6%–, y será la principal línea opositora al ocupar 64 de las 630 bancas en el próximo Parlamento.

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