"Desde junio tenemos un recorte salarial de entre 1.300 a 2.000 pesos, y el Gobierno porteño dice que tenemos una deuda por un dinero que dicen que nos pagaron de más por un error en los sistemas de liquidación", explicó a Télam Eva Rearte, psicóloga del Hospital Penna y delegada de la Asociación de Psicólogos Municipales.
"A pesar de órdenes judiciales que resolvieron, después de pedido de amparo, retroraernos a mayo, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no cumplió y seguimos teniendo el descuento todos los meses", criticó la médica, que formó parte de la protesta en la esquina de Vélez Sarsfield y Caseros.
"Esta deuda, que significa asumir nosotros un error de ellos, forma parte del vaciamiento de la salud pública, porque a esto le agregamos los problemas edilicios, la falta de insumos básicos y la reducción de personal", denunció Rearte.
Patricia, otra de las psicólogas del Penna, agregó que en ese centro de salud se hicieron algunos arreglos con dinero del ejectivo local y de una fundación "pero las condiciones edilicias en general son malas".
Otro de los reclamos de los profesionales se relaciona con el incumplimiento salarial a los residentes de los hospitales porteños, ya que "quienes entraron en junio todavía no cobraron el sueldo", afirmó Paula Osorio, quien se desempeña en el Hospital Elizalde.
Belén, otra de las residentes del Elizalde, explicó que "también la falta de insumos nos afecta en el trabajo cotidiano, porque es permanente la falta de productos básicos como suero o gasas".
"Además hay aparatos muy antiguos que por días no funcionan, y a veces dependemos de otros hospitales ya que tenemos que derivar pacientes para realizarse estudios de imagen porque no contamos con los equipos necesarios", sostuvo.
En tanto Rubén Solaris, médico del Hospital Muñiz, subrayó que "los nombramientos de personal de Guardia no están siendo efectivizados por falta de presupuesto, que está siendo destinado a otras áreas, y eso afecta a quienes asisten a hospitales públicos".
Jorge Pachamé, médico en la Maternidad Sardá, opinó que se trata de "un ataque sistemático a la salud pública que se ve en la reducción de camas, falta de personal, bajos salarios de enfermería, entre otras cosas que se vienen aplicando en los hospitales".
"Además en el Alvarez no hay soluciones a casi dos años del incendio; hace un año que está cerrada la Terapia Intensiva del Hospital Santa Lucía; y en la Sardá sólo se pintó la fachada cuando la sala de internación tiene más de 70 años y debe ser refaccionada por su visible deterioro", ejemplificó.
"Esta tarea de pintura en las fachadas de los hospitales forma parte de esa política de embellecimiento de la Ciudad, que también arregla parques y paradas de colectivos, pero la realidad es que los hospitales tienen un deterioro crónico y deben ser reacondicionados o restaurados", sostuvo.
En el acto los médicos anunciaron que el 6 de noviembre realizarán una marcha conjunta con todos los profesionales de la salud de los hospitales porteños.
"A pesar de órdenes judiciales que resolvieron, después de pedido de amparo, retroraernos a mayo, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no cumplió y seguimos teniendo el descuento todos los meses", criticó la médica, que formó parte de la protesta en la esquina de Vélez Sarsfield y Caseros.
"Esta deuda, que significa asumir nosotros un error de ellos, forma parte del vaciamiento de la salud pública, porque a esto le agregamos los problemas edilicios, la falta de insumos básicos y la reducción de personal", denunció Rearte.
Patricia, otra de las psicólogas del Penna, agregó que en ese centro de salud se hicieron algunos arreglos con dinero del ejectivo local y de una fundación "pero las condiciones edilicias en general son malas".
Otro de los reclamos de los profesionales se relaciona con el incumplimiento salarial a los residentes de los hospitales porteños, ya que "quienes entraron en junio todavía no cobraron el sueldo", afirmó Paula Osorio, quien se desempeña en el Hospital Elizalde.
Belén, otra de las residentes del Elizalde, explicó que "también la falta de insumos nos afecta en el trabajo cotidiano, porque es permanente la falta de productos básicos como suero o gasas".
"Además hay aparatos muy antiguos que por días no funcionan, y a veces dependemos de otros hospitales ya que tenemos que derivar pacientes para realizarse estudios de imagen porque no contamos con los equipos necesarios", sostuvo.
En tanto Rubén Solaris, médico del Hospital Muñiz, subrayó que "los nombramientos de personal de Guardia no están siendo efectivizados por falta de presupuesto, que está siendo destinado a otras áreas, y eso afecta a quienes asisten a hospitales públicos".
Jorge Pachamé, médico en la Maternidad Sardá, opinó que se trata de "un ataque sistemático a la salud pública que se ve en la reducción de camas, falta de personal, bajos salarios de enfermería, entre otras cosas que se vienen aplicando en los hospitales".
"Además en el Alvarez no hay soluciones a casi dos años del incendio; hace un año que está cerrada la Terapia Intensiva del Hospital Santa Lucía; y en la Sardá sólo se pintó la fachada cuando la sala de internación tiene más de 70 años y debe ser refaccionada por su visible deterioro", ejemplificó.
"Esta tarea de pintura en las fachadas de los hospitales forma parte de esa política de embellecimiento de la Ciudad, que también arregla parques y paradas de colectivos, pero la realidad es que los hospitales tienen un deterioro crónico y deben ser reacondicionados o restaurados", sostuvo.
En el acto los médicos anunciaron que el 6 de noviembre realizarán una marcha conjunta con todos los profesionales de la salud de los hospitales porteños.
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