viernes, 9 de agosto de 2013

Mujica quiere flexibilizar el Mercosur, por Leandro Agilda.

El presidente de Uruguay manifestó que el bloque de comercio subregional debería permitir a sus miembros acordar individualmente acuerdos comerciales con terceros países, obviando la exigencia del Mercosur de negociar en bloque. 


“Creo que la ley del consenso hoy nos perjudica”, expresó ayer el presidente de Uruguay, José Mujica, refiriéndose a la política del Mercado Común del Sur (Mercosur) de negociar externamente en bloque. “Si vamos a crecer, si queremos que (el bloque regional) se agrande, tenemos que ser flexibles”, explicó y resaltó que la intención el Mercosur es “abarcar lo más que se pueda reunir de América Latina”.

Las asimetrías existentes entre las economías de los países que conforman el Mercosur fue siempre un asunto conflictivo entre los socios menores –Paraguay y Uruguay– y los mayores –Brasil y Argentina–. Aunque este hecho es reconocido por el bloque regional y se han establecido políticas para atenuar sus efectos perjudiciales –como el fondo de financiamiento de proyectos productivos Focem, que invierte el 90 por ciento de sus recursos en los países menores del acuerdo–, tanto Paraguay como Uruguay han iniciado, en más de una ocasión, acercamientos y convenios limitados con países externos al bloque.

En esta línea, las recientes manifestaciones del vicepresidente de Uruguay, Danilo Astori, y del canciller, Luis Almagro, en el sentido de incorporarse al acuerdo libremercadista de la región latinoamericana conocido como Alianza del Pacífico (AP) –del cual tanto Uruguay como Paraguay son estados observadores–, suscitaron controversia en el seno del Mercosur, cuya estrategia de integración es de naturaleza muy distinta, apuntando a privilegiar el sostenimiento de los mercados internos y de las industrias de los países miembro.

Durante la última cumbre de la AP, el vicepresidente uruguayo había manifestado la intención de su país de incorporarse al bloque comercial como miembro pleno. “Para Uruguay, este es un proyecto de importancia absolutamente estratégica por la potencia integracionista que tienen los cuatro países miembro y por la diversidad de oportunidades de comercio e inversión que se abren”, dijo entonces.

La respuesta provino de parte del Alto Representante del Mercosur, Iván Ramalho, quien sostuvo: “El reglamento del Mercosur no permite que los países realicen negociaciones individualmente. Solamente el bloque puede hacer un acuerdo, como está previsto en la normativa del Mercosur, porque somos una unión aduanera. Tenemos que negociar en bloque. Pienso que es importante mantener la unidad”.

Durante los dos últimos meses, el presidente Mujica rechazó repetidamente los insistentes rumores sobre el interés de Uruguay por integrarse con la AP. “No podemos violentar el Mercosur. Consideramos que los proyectos de integración que están vigentes en América del Sur son provisorios. Son apenas etapas intermedias de algún tipo de unidad mayor que hay que pugnar por construir”, afirmó el 29 de junio pasado.

Sin embargo, las más recientes declaraciones del presidente uruguayo apuntan a eliminar dicho impedimento, con el objetivo de dar a los países miembro “más libertad para negociar con otros”. Y resaltó: “Sobre todo cuando hay relaciones asimétricas”.

Según el argumento esgrimido por José Mujica, esta flexibilización permitiría reforzar los procesos de integración regional. Recientemente, el mandatario había afirmado: “Queremos ayudar a que los otros bloques se vayan acercando (al Mercosur). Tenemos que juntarnos entre nosotros lo más posible”.

Ayer, reafirmó esta “visión táctica distinta” –tal como la llamó– con la estrategia planteada por el ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva. “Si no quiero que se me vaya, tengo que estar cerca para tironearlo para este lado”, expresó en relación a los países que se acercan a la AP. A la inversa, también argumentó que la flexibilización de estos criterios permitiría “que, si un país no quiere (asociarse) con otro, tampoco obligarlo”.

Lula había manifestado el domingo pasado, en línea con la mayoría de los actores de izquierda en América Latina, que la AP “esconde por detrás el interés geopolítico de debilitar a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac)”, como parte de una avanzada neoliberal. En el mismo sentido, se pronunciaron los líderes de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), el Foro de São Paulo y la Cumbre Social del Mercosur.

Aunque en distintas circunstancias políticas, el gobierno del otro socio menor del Mercosur, Paraguay, también se ha venido orientando hacia la posibilidad de profundizar los lazos con la alianza libremercadista. En sintonía con lo expresado con el presidente electo Horacio Cartes, el 23 de julio pasado, el canciller paraguayo, Fernando Pfannl Caballero, afirmó: “Somos observadores de la Alianza del Pacífico y estamos tratando de conseguir la membresía. Podríamos regresar al Mercosur teniendo acuerdos bilaterales con otros países como México o Estados Unidos”. Según el funcionario, la intención de Paraguay no es abandonar el Mercosur para plegarse a otras formas de integración, sino recorrer ambos caminos.

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