sábado, 10 de agosto de 2013

Los rescatistas ya removieron el 90% de los escombros y el milagro de encontrar sobrevivientes comienza a apagarse. Ya son 15 los muertos en el derrumbe y quedan 6 personas desaparecidas.



Los rescatistas están exhaustos. Se inventan comodidades donde no existen. Descansan sobre la fachada de las propiedades cercanas al edificio de Salta al 2141 con la mirada perdida o los ojos entrecerrados para recobrar el aliento y volver a remover escombros, la tarea que los mantuvo alerta los últimos cuatro días. Esperan encontrar vida en medio de la tragedia pero ayer las noticias fueron desalentadoras: se hallaron dos cadáveres por lo que los muertos por la tragedia ya son 15.

El cuerpo de Federico Balseiro, de 30 años, fue retirado durante la tarde. Licenciado en Administración de Empresas, Federico era pareja de Soledad Ulián Medina, la chica hallada sin vida el jueves. Ambos vivían en el 6° piso del edificio que se derrumbó el martes por la gran explosión que originó un escape de gas.

El otro cuerpo fue detectado por los perros en una zona de muy difícil acceso, debajo del tanque de agua que estaba en la terraza de la torre caída. Se trata de una estructura que, estiman en el área de Protección Civil de Santa Fe, pesa unas 40 toneladas. Esa masa de cemento es la que dificulta avanzar en la tarea de los brigadistas que hasta ayer ya habían logrado remover el 90 por ciento de los escombros.

El trabajo sin descanso permitió acceder al tercer subsuelo del edificio donde los rescatistas detectaron espacios “como bauleras o depósitos”, lo que generó cierta expectativa por la posibilidad de hallar sobrevivientes. Retirar el tanque despejará el hueco del ascensor, donde podrían producirse nuevos hallazgos. Mientras avanzan –sobre todo en forma manual– se apuntalan distintos sectores de la propiedad para evitar desmoronamientos.

“Las esperanzas nunca hay que perderlas. Los socorristas son los que nos transmiten que las esperanzas hay que mantenerlas vivas”, apuntó ayer el ministro de Seguridad provincial, Raúl Lamberto.

En medio del desastre fueron fundamentales para rescatar a las víctimas de la explosión los perros entrenados para trabajar en zonas de catástrofe.

Luna es una labradora de apenas un año y medio que llegó de Paraná el martes junto a sus entrenadores, los Bomberos Voluntarios de la sección Búsqueda y Rescate con Perros. Es la encargada de detectar cuerpos de las víctimas debajo de los escombros.

“Luna es la más joven del grupo de canes y la única adiestrada para trabajar sobre las marcaciones. Una vez que la ecosonda nos aporta datos por sonido o imagen, soltamos a la perra. En el caso de dar positivo (es decir, que el dato del equipo y el animal coinciden) se pone a ladrar. De esa manera logramos sacar varios cuerpos de entre los escombros”, detalla Antonella Villa, una de las brigadistas.

El resto del equipo lo conforman Coby y Nur, macho y hembra Golden Retriever de casi seis años, y Luisi, un ovejero alemán.

Estos perros están entrenados para detectar personas con vida. A los animales se los adiestra en el cuartel de Paraná y están listos para salir a actuar ante cualquier catástofre. Comen alimento balanceado de primera marca y rotan en turnos de quince minutos.

Al esfuerzo de los 300 rescatistas y a la tarea precisa de los perros, se suma el aporte de elementos técnicos.El Traped Person Locator (TPL) es el sistema que permitió detectar a las víctimas que permanecían entre los escombros. El equipo lo cedió Francia a los Bomberos Voluntarios de General Rodríguez, quienes buscan nacionalizarlo para que pueda permanecer en el país. Por el momento no lo lograron porque tropiezan con trámites interminables. Temen perder una herramienta clave para colaborar en otras tragedias.

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