domingo, 7 de julio de 2013

La fiscalía italiana asegura que el Banco del Vaticano habría sido usado para lavar dinero.

Según la investigación que concluyó ayer, la institución financiera "no realizó los controles suficientes sobre sus clientes" permitiendo, de esa forma, que algunos utilizaran sus cuentas para efectuar "operaciones ilegales".

El "Banco de Dios" está otra vez en el ojo de la tormenta. Según documentos reservados filtrados por la prensa italiana, el Instituto para las Obras de Religión (IOR) habría sido usado para lavar dinero. Ayer, tras 30 meses, se cerró una investigación judicial que revela que "existe la fuerte posibilidad de que el modo de operar del Banco del Vaticano, que no realizó controles suficientes sobre sus clientes, permitiese que algunos utilizasen sus cuentas para operaciones ilegales", escribió el diario Corriere della Sera de Milán.

Los fiscales a cargo de las pericias pidieron no imputar al presidente –hasta su dimisión en mayo de 2012– de la entidad bancaria de la Santa Sede, Ettore Gotti Tedeschi, al considerar que no conocía estos casos "oscuros". Los investigadores, en cambio, sí consideran que tuvieron responsabilidades, en referencia a la poca transparencia del organismo, tanto el director general, Paolo Cipriani, como el vicedirector Massimo Tulli. Ambos funcionarios dimitieron a sus cargos el 1 de julio pasado, pocos días después de que el Papa Francisco creara una comisión de cinco miembros para que investigue el IOR y tres días después de la detención del prelado Nunzio Scarano y dos presuntos cómplices, acusados de fraude y corrupción en la entidad.

En las pesquisas de la justicia italiana se comprueba que en el IOR –dato que, hasta ahora, las autoridades siempre habían negado–, existían cuentas de "laicos": es decir, que no todos los clientes eran congregaciones religiosas o miembros del clero, si no que se autorizó la apertura de cuentas a sujetos privados.

La investigación se centra, según explicó el diario romano La Repubblica, sobre todo en 13 operaciones que movieron 23 millones de euros efectuadas en septiembre de 2010 por el banco del Vaticano hacia el organismo de crédito italiano Credito Artigiano; 3 millones de los cuales fueron transferidos a la Banca del Fucino y 20 millones a JP Morgan Frankfurt. Las transferencias tienen la firma de Cipriani y Tulli, quienes ahora deberán responder ante la justicia.

En julio de 2012, un grupo de expertos de la Comisión Europea contra el lavado de dinero dijo que el banco vaticano no cumplía con los estándares internacionales establecidos para evitar el lavado de dinero y la evasión fiscal, entre otros crímenes financieros.
En enero de este año, el Banco de Italia también se sumó a las sospechas de irregularidades al suspender todos los pagos con tarjetas de crédito y débito dentro del Vaticano.

"Hay que renovar las viejas estructuras"

"La Iglesia no tiene que tener miedo de renovar las viejas estructuras." Durante su última homilía antes de las vacaciones de verano, el Papa Francisco subrayó, una vez más, que su pontificado tiene como principal objetivo la reforma de la Santa Sede y de sus instituciones.
"En la vida cristiana y en la Iglesia también hay estructuras antiguas y frágiles. Debemos renovarlas", aseguró el ex arzobispo de Buenos Aires en la residencia Santa Marta, donde vive y donde cada mañana celebra una misa.

Además, el pontífice aseguró que el cambio no puede ser simplemente un ejercicio de ingeniería constitucional: "No se puede ser cristianos part-time, el cristiano part-time no está bien", advirtió Jorge Mario Bergoglio. Para el Papa "ser cristiano no significa hacer cosas, sino dejarse renovar por el Espíritu Santo o, para usar las palabras de Jesús, transformarse en vino nuevo." 

Por la tarde, ante 6000 seminaristas y novicias que participaron de una reunión titulada "Confío en vos" –en ocasión del Año de la Fe– , el Papa aseguró que "la coherencia y la autenticidad" tiene que caracterizar a los sacerdotes y a las monjas.
"A mí me hace mal cuando veo a un sacerdote o una monja con un auto de último modelo. ¡No se puede!", exclamó Francisco.

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