miércoles, 12 de junio de 2013

Monticelli: “Tarde o temprano la naturaleza nos dará otra lección” , por Inés Hayes

Cuáles fueron las causas que provocaron que en abril la ciudad de las diagonales se conviertiera en un inmenso río que se llevó la vida de decenas de personas. Vecinos, amigos, conocidos, todos relatan la pesadilla vivida. Historias de héroes anónimos, de gente arrastrada por la corriente, de cómo se perdieron bajo el agua recuerdos, historias y bienes personales. No sin dolor, en entrevista con el periódico de la CTA, el abogado platense Fernando Monticelli desnuda la desidia estatal y la voracidad del sistema inmobiliario.

-Fernando, vos venís estudiando las características del Arroyo El Gato desde hace años, ¿qué resultados arrojó la investigación?

Todos sabemos de las graves consecuencias. Las vimos al circular los días subsiguientes por las zonas más afectadas, eran imágenes propias de una post guerra: rostros angustiados, gente desesperada, víctimas y más víctimas sin distinción de clases. Nos preguntamos qué sucedió y advertimos entonces que el problema del principal sistema hidráulico de nuestra ciudad Capital planeada estratégicamente por Benoit, no es nuevo. Ya veníamos denunciando desde nuestro estudio jurídico desde el año 2006 el problema existente en el Arroyo del Gato (ver por Google “Contaminación Cero” programa Número 11). Innumerables expedientes administrativos a nivel Nación, Provincia y Municipio, con pedido de pronto despacho, fueron presentados frente a la preocupante desidia del Estado en el mantenimiento de la cuenca del Gato. Si bien los reclamos estaban relacionados a la falta de control por parte del Estado en lo referente a los focos de contaminación del curso de agua y las consecuencias para la salud de la población, éstos estaban vinculados también a la falta de mantenimiento y canalización que hubieran beneficiado el escurrimiento de las aguas hacia el Río de la Plata.

-¿Cuáles son las características del arroyo?

Este curso de agua atraviesa a La Plata y pasa por Ensenada. Se trata de una cuenca de 48 km2 y aproximadamente 30 km de largo. Pasa por sectores urbanos y periurbanos y sobre sus márgenes se asientan aproximadamente 70.000 habitantes. Es la principal vía de desagote pluvial de nuestra ciudad. Sus afluentes nacen en el mismo centro del casco urbano (por ejemplo, debajo de la calle 11 y la calle 19). Como todos los arroyos de la pampa ondulada, desaguan desde el oeste hacia el este, en este caso hacia el Río de La Plata y desemboca en el Rio Santiago (Ensenada).

Desde hace unos años somos fieles testigos de la degradación de este arroyo. La actividad del hombre produce una importante contaminación que se detecta a lo largo de su curso, con descarga de efluentes líquidos de muchas industrias químicas, petroquímicas, metalúrgicas y papeleras. A estos se le suman los desechos cloacales sin tratamiento, lixiviados del CEMSE, residuos hortícolas y demás desechos urbanos (basurales). Estudios científicos recientes detectaron valores anormalmente altos de contaminación con abundante presencia de metales contaminantes y cancerígenos como el cadmio, cromo, zinc, hierro, manganeso, cobre, mercurio, niquel, etc, que llevan a considerar al arroyo del Gato como nuestro riachuelo.

-Esto demuestra la desidia del Estado.

Claro, para colmo de males, nadie controla las márgenes de la cuenca. Sobre ellas y sin respetar el camino de sirga, en zonas “inundables” y “anegadizas” se han instalado muchísimas familias que habitan en forma muy precaria, con serio riesgo para su salud y la vida misma. La reubicación digna de estas familias es una cuestión prioritaria.

Es realmente alarmante la situación de este curso de agua. Más aun si consideramos que desemboca en el Rio de La Plata, a 1.200 metros de donde se encuentra la toma de agua de donde se extrae el líquido (supuestamente incoloro, insípido e inoloro) que sale por nuestras canillas (agua corriente de nuestra ciudad). Muchos estudiosos entienden que no existe proceso de filtrado que purifique agua tan contaminada.

El Estado no sólo no controla sino que contamina. Lo hace a través de la planta de tratamiento de residuos cloacales de Ringuelet (atrás del Mercado de Frutas) que no funciona y elimina los desechos directamente al arroyo del Gato. A través de los hospitales de Romero y Cárcel de Olmos con sus cloacas al mismo curso de agua. A través del CEMSE con sus lixiviados.

-¿Y sus denuncias nunca fueron escuchadas?

Si bien no fue la causa excluyente de la catástrofe, esto que venimos denunciando se vincula seriamente con ella. Un arroyo sin mantenimiento, sin limpieza de sus márgenes, con basura domiciliaria, con residuos clocales sin tratamiento, con gente viviendo en condiciones deplorables sobre sus márgenes complicará el rápido escurrimiento de las aguas.

Seguramente a ello habrá de sumarse la atípica cantidad de agua caída, la impermeabilización de la tierra en una ciudad de cemento, el fin de semana largo y la acumulación de hojas del otoño y basura domiciliaria; la virtual represa que se genera en el entubamiento del arroyo a la altura del Distribuidor y de la Autopista, la falta de canalización del curso y su salida directa al Río de La Plata.

En fin, una combinación de causas naturales, cada vez más previsibles debido al comprobado cambio climático, con la desidia del Estado. Es hora de que se respeten nuestros derechos constitucionales, de que exijamos a las autoridades el cumplimiento de éstos. Es hora también de empezar por las bases, educando, generando conciencia de la importancia del cuidado de nuestros recursos naturales, porque tarde o temprano, la naturaleza nos dará otra lección.

Artículo publicado en el Periódico de la CTA Número 94 correspondiente al mes de mayo de 2013

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