martes, 29 de octubre de 2013

La muerte de un joven, producto de un disparo policial provoca fuertes protestas en Brasil.

El hecho reavivó el fantasma de las protestas de junio-julio pasados y la posibilidad de que algunos sectores minoritarios pero muy activos aprovechen la realización de la Copa Mundial de Fútbol, en junio de 2014, para organizar manifestaciones en contra. 


El tema resurgió después de que un policía disparara un tiro en el pecho de un adolescente de 17 años, presumiblemente sin intención, un hecho que desató la indignación de los vecinos de Villa Medeiros, una barriada pobre de la zona norte de San Pablo. "Fue un asesinato, no fue un accidente, que el gobernador (Geraldo Alckmin) haga algo", dijo la madre del muchacho. Durante las protestas fueron incendiados tres ómnibus del servicio público y hubo ataques a dos sucursales bancarias y saqueos de decenas de comercios. El adolescente fue atendido y llevado al Hospital Jaçana, donde murió. 

Los jefes policiales salieron en defensa del agente y adujeron que el disparo fue accidental. Ante el cariz que tomaba la situación, enviaron a Villa Medeiros un contingente de efectivos del Batallón de Choque, que lanzó granadas de gases lacrimógenos y detuvo a cuatro personas, sin que se supiera bajo qué cargos. 

El ministro de Deportes, Aldo Rebelo, minimizó las posibilidades de que se produzcan protestas durante el desarrollo del Mundial, cuando fue consultado sobre un posible atentado del Primer Comando de la Capital, el mayor grupo del crimen organizado, que amenazó con una "copa del terror" si sus líderes detenidos son trasladados de centro penitenciario.

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