Fuerzas de seguridad iraquíes peinan hoy esta ciudad en busca de sospechosos de realizar los atentados y ataques que el mes pasado causaron más de 989 muertes en este país árabe.La operación de búsqueda y captura comenzó la víspera y hasta las primeras horas de hoy había resultado en el arresto de 32 hombres sobre los cuales pesaban órdenes de detención bajo las provisiones de la ley antiterrorista, y 132 sospechosos, reveló un parte emitido por el Ministerio del Interior.
El mismo parte refiere que "fueron destruidos tres escondites terroristas y allanada una fábrica de coches bomba", y da cuenta de la confiscación de armas, municiones y explosivos en cantidades indeterminadas, mientras prosiguen en esta capital los allanamientos de la operación, codificada Vengar a los mártires.
Los rastrilleos siguen a la muerte el domingo de seis personas, entre ellas tres miembros de una patrulla militar en la provincia de noroccidental de Nínive por la explosión de una bomba colocada al borde de una carretera.
En la misma provincia, pero más al sur, un ingenio explosivo de fabricación casera alcanzó a un grupo de policías, tres de los cuales resultaron heridos.
También en el norte, en la provincia petrolera de Kirkuk, un desconocido armado ultimó a balazos a un hombre e hirió a su hijo, un adolescente, sin que se conozcan las causas del atentado.
Al norte de esta capital, en Tikrit, un juez murió y su esposa quedó herida de gravedad por la explosión de una bomba de alto poder escondida dentro de un automóvil que había sido aparcado cerca de su residencia.
En esta capital la explosión de una bomba mató a un transeúnte e hirió a otros cinco en horas de la mañana del domingo, primer día laborable de la semana islámica.
Con los seis muertos de hoy, la relación de víctimas fatales entre sábado y domingo se elevó a 30, indicación de que el mes que acaba de comenzar puede resultar tan mortífero como el recién concluido julio.
Fuentes oficiosas, sin embargo, aseguran que el número de muertos en julio se aproximó a los mil 100, por encima de mayo pasado, cuando la Misión de Asistencia de la ONU en Irak cifró en mil 50 el número de bajas, en su mayoría civiles miembros de la mayoritaria comunidad musulmana chiíta iraquí.
Desde fines del año pasado entidades sunitas, algunas afiliadas a la red Al Qaeda, reiniciaron los atentados dinamiteros y los ataques armados, resurgimiento del conflicto sectario que devastó a este país en 2008, en el apogeo de la ocupación militar estadounidense antes de la cual esas pugnas eran desconocidas en este país.
El mismo parte refiere que "fueron destruidos tres escondites terroristas y allanada una fábrica de coches bomba", y da cuenta de la confiscación de armas, municiones y explosivos en cantidades indeterminadas, mientras prosiguen en esta capital los allanamientos de la operación, codificada Vengar a los mártires.
Los rastrilleos siguen a la muerte el domingo de seis personas, entre ellas tres miembros de una patrulla militar en la provincia de noroccidental de Nínive por la explosión de una bomba colocada al borde de una carretera.
En la misma provincia, pero más al sur, un ingenio explosivo de fabricación casera alcanzó a un grupo de policías, tres de los cuales resultaron heridos.
También en el norte, en la provincia petrolera de Kirkuk, un desconocido armado ultimó a balazos a un hombre e hirió a su hijo, un adolescente, sin que se conozcan las causas del atentado.
Al norte de esta capital, en Tikrit, un juez murió y su esposa quedó herida de gravedad por la explosión de una bomba de alto poder escondida dentro de un automóvil que había sido aparcado cerca de su residencia.
En esta capital la explosión de una bomba mató a un transeúnte e hirió a otros cinco en horas de la mañana del domingo, primer día laborable de la semana islámica.
Con los seis muertos de hoy, la relación de víctimas fatales entre sábado y domingo se elevó a 30, indicación de que el mes que acaba de comenzar puede resultar tan mortífero como el recién concluido julio.
Fuentes oficiosas, sin embargo, aseguran que el número de muertos en julio se aproximó a los mil 100, por encima de mayo pasado, cuando la Misión de Asistencia de la ONU en Irak cifró en mil 50 el número de bajas, en su mayoría civiles miembros de la mayoritaria comunidad musulmana chiíta iraquí.
Desde fines del año pasado entidades sunitas, algunas afiliadas a la red Al Qaeda, reiniciaron los atentados dinamiteros y los ataques armados, resurgimiento del conflicto sectario que devastó a este país en 2008, en el apogeo de la ocupación militar estadounidense antes de la cual esas pugnas eran desconocidas en este país.
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