lunes, 17 de junio de 2013

Misiones: Maravilla del mundo y de la exclusión social

Hoy los privilegiados de Misiones son quienes en estos 30 años de democracia la han vaciado de políticas populares, como lo demuestran los datos del último censo: 17.927 ranchos de maderas, chapas de metal, cartón o material de desechos y otros 15.683 hogares sin suministro de electricidad.

Según los datos oficiales, 294.850 misioneros para cocinar sus comidas y alimentos usan leña o carbón porque no cuentan con otra forma de energía; otros 367.834 tienen como instalación sanitaria letrinas o retretes. Una bofetada en el rostro de la conciencia social en una provincia pródiga en bienes naturales.

Pero la gravedad de la realidad actual que, como cataratas de inmoralidad, se lleva las vidas de los más pequeños, son las cifras del retroceso que no dejan de provocar indignación: La tasa de mortalidad infantil en su último registro del año 2011 del Ministerio de Salud de la Nación es de 13.7 por mil, que significaron la pérdida evitable en su gran mayoría a la luz del conocimiento de 298 vidas antes de cumplir un añito. Y, por otro lado, el Ministerio de Salud provincial que insiste con sus propios registros afirmando que ese indicador en el mismo período es de 11.5 por mil.

Si a esto le sumamos las vidas que también se perdieron por muertes fetales y que se pudieron evitar mayoritariamente, la cifra asciende a un total de 212 vidas, conformando un total de 510 muertes.

Un dato estremecedor provocado por la ausencia de un Estado que tenga como privilegiados a los niños y revierta lo que sucede hoy en día en esta bendita tierra colorada en donde el turismo es unas de las prioridades del Gobierno con la alta rentabilidad que dejan las Cataratas del Iguazú, una de las maravillas del mundo.

La explotación del ésa área turística suma más de 41 millones de pesos. El principal accionistas de la Unión Transitoria de Empresas (UTE) que gerencia las Cataratas del Iguazú es el propio Gobernador Maurice Closs.

Tamaña desvergüenza marca a las claras la desigualdad social, la pobreza y el desamparo de los gurises en la provincia. Ha llegado la hora no sólo de seguir denunciando los negociados, la impunidad y el abuso de poder de los gobernantes, sino también, y fundamentalmente, de promover la organización y unidad popular para recuperar la justicia social en Misiones.


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