martes, 2 de abril de 2013

Las paritarias 2013, son un enigma para todos. Los popes sindicales acuerdan sin consultar las bases

La UOM, gremio que encabeza la CGT oficialista, acaba de patear el tablero al reclamar un aumento salarial del 35% para el próximo año. En vez de seguir el ejemplo de los metalúrgicos, otros sindicatos de la central sindical, como el de los colectiveros y los ferroviarios, se conforman con incrementos bastante inferiores. Eso sí: exigen que en sus convenios se incluya una cláusula gatillo que permita reabrir la discusión salarial en caso de que la inflación se dispare después de mitad de año.


El planteo va en contra de las pretensiones oficiales. La Casa Rosada quiere que los aumentos en 2013 sean inferiores al 25% y que los acuerdos sean a largo plazo, al menos por un año. En otras palabras: el Gobierno está absolutamente en contra de que los convenios que se firmen este año puedan reabrirse. Eso, argumenta el oficialismo, sería generar una elevada expectativa inflacionaria.

La UTA, gremio que agrupa a los choferes de colectivos y los choferes de media y larga distancia, se encuentra en conciliación obligatoria hasta el próximo martes 9. Trabajo les dictó la conciliación luego de que anunciaran una medida de fuerza porque tenían trabada su discusión paritaria.

El gremio reclama un aumento salarial del 23% retroactivo al 1° de enero pasado. Según Roberto Fernández, secretario general de la UTA, “el porcentaje que pedimos no sería el problema para alcanzar un acuerdo. El problema es que no nos quieren aceptar una cláusula gatillo que establezca que si se dispara la inflación podamos volver a discutir otro aumento”.

El líder de los colectiveros agregó: “Pongámosle el nombre de cláusula gatillo o el que sea, a mí lo que me importa es que haya un mecanismo que me permita cubrirme de la inflación. Esta es la única garantía de no quedarme corto en la paritaria”.

Fernández recordó a Clarín que le transmitió su exigencia a los ministros del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, y el de Trabajo, Carlos Tomada. “Me contestaron que se lo trasladarían a la Presidenta, pero aún no obtuve respuesta”, confió el dirigente.

De acuerdo con Fernández, el 9 de abril cuando se venza la conciliación “el gremio tendrá las manos libres. Ahí decidiremos, en caso de que todavía no hayamos llegado a un acuerdo, si trabajamos a reglamento o si disponemos una medida de fuerza”.

El sindicalista es miembro de la conducción de la CGT oficialista. Aunque por cantidad de afiliados la UTA es considerada un gremio mediano -nuclea a 22.000 choferes de larga distancia y 48.000 de corta-, su poder de fuego es inmenso: un paro de colectiveros paralizaría casi por completo la Ciudad. Hoy, el sueldo básico de convenio de los choferes es de $8.100.

El próximo jueves 4, el Ministerio de Trabajo citó a los cuatro gremios del sector ferroviario -La Fraternidad, Unión Ferroviaria, Señaleros y Personal Jerárquico- para empezar la discusión paritaria. Allí, los sindicalistas oficializarán una cifra que ya se conoce: pretenden un aumento salarial del 28%. “El año pasado nos dieron un 23% y la inflación fue del 25%, otra vez no nos queremos quedar cortos”, fundamentó el jefe de La Fraternidad, Omar Maturano.

El maquinista, sin embargo, dijo a Clarín que podrían aceptar un incremento menor siempre y cuando “en el acuerdo figure una cláusula gatillo que permita reabrir la discusión en caso de que se dispare la inflación”.

La paritaria ferroviaria promete ser brava. El Gobierno buscará que la suba se mantenga dentro de la pauta oficial: por los subsidios que recibe el transporte ferroviario de pasajeros, el aumento impactará en las arcas estatales.

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