domingo, 1 de septiembre de 2013

Si bien los datos difundidos por el Eurostat indican la finalización de 18 meses de recesión, los países más comprometidos empeoraron sus desempeños y las economías rescatadas siguen con planes de ajustes y flexibilidad sin resultados positivos.

 

Tras un año y medio de recesión de los países de la Eurozona, el segundo trimestre del corriente año mostró por primera vez un crecimiento de su producto del 0,3% comparado con el trimestre previo, según las cifras publicadas a mediados de agosto por la Eurostat, el departamento de estadísticas oficiales de la Unión Europea.

Poco tardaron muchos medios en pronunciar "el fin de la crisis en Europa", lo que se transformó en un denominativo un tanto provocador, no sólo porque este crecimiento es un 0,7% más bajo que el del mismo período del año anterior, sino que además se debió esencialmente al crecimiento en Alemania y Francia, siendo que economías importantes de la región como España, Italia, Grecia y los Países Bajos, persisten en un contexto recesivo, es decir de reducción absoluta de su Producto Bruto Interno.

GRECIA Y ALEMANIA: DOS CARAS DE LA MISMA BANCA.
Pocos días después, el escenario es más claro. Esta semana un nuevo rescate a Grecia pasó a estar a la orden del día en la agenda de la región, y en breve se transformó de ser una sugerencia desmentida por el gobierno heleno a un hecho a ser discutido en los próximos meses. 
Esta misma semana el gobierno en Grecia anunció el pase a "reserva de movilidad" a 12.500 funcionarios públicos, lo que implica el traslado o el despido de trabajadores en áreas de Educación, Defensa, Ministerio del Interior y municipios. Este anuncio sucede previo a la próxima inspección de septiembre por parte del FMI, del Banco Central Europeo y de acreedores de la Unión Europea (la llamada troika), que evaluarán el desempeño de las reformas a fines de liberar el siguiente tramo del rescate. A fines de abril pasado, también días antes de que se aprobara el desembolso de otro tramo del rescate a Grecia, el parlamento griego aprobó (mediante un procedimiento de urgencia cuestionado por la izquierda) una serie de medidas de ajuste que permitía entre otras cosas despedir hasta 15 mil funcionarios entre el año 2013 y 2014. El desempleo en el país heleno alcanza en la actualidad la abrumadora cifra del 27% (dato abril-Eurostat).
La necesidad de un nuevo rescate para Grecia surgió a partir de las declaraciones del ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, en medio de un acto electoral donde manifestó que "los griegos necesitan hasta 2020 para que restablezcan la sostenibilidad de su deuda según los cálculos que hicimos. Y no eran extremadamente pesimistas. Tendremos que ayudarlos otra vez para que no tengan que pagar unos intereses tan altos por su deuda."
La campaña electoral en vistas a los comicios parlamentarios que se desarrollarán el 22 de septiembre en Alemania, tiene a la cuestión de la deuda griega como eje del debate. La deuda pública griega supera los 305 mil millones de euros (1º trimestre 2013-Eurostat), lo que representa un 160,5% de su PBI. Los principales acreedores de estos bonos soberanos fueron en un principio los bancos alemanes y franceses que fueron progresivamente achicando su exposición a los mismos luego de desatada la crisis de la deuda griega en el 2010. El Banco Central Europeo fue adquiriendo gran parte de esta deuda, lo que significó una socialización interna y externa de las pérdidas por parte de la banca alemana teniendo en cuenta que el Bundesbank (banco central alemán) es el principal aportante de capital del BCE. En declaraciones a la prensa hechas en su momento por el reconocido economista Joseph Stiglitz, no se trató de un rescate "sino de una protección para los grandes bancos europeos". Es en este sentido que la quita de deuda griega fue tajantemente rechazada por parte de Angela Merkel en diversas entrevistas realizadas por la prensa alemana.
Esto explica la importancia económica y política que tiene para Alemania las finanzas de los países de la periferia, lo que llevó a que frente al anuncio de Schaeuble, la oposición planteara el error del ingreso de Grecia a la unión monetaria europea y de nuevas ayudas financieras a ese país, lo que según declaraciones del jefe del Partido Socialista Bernd Riexinger, "se convierte en un pozo sin fondo para el contribuyente alemán".
Es por eso que, frente a esta dicotomía de intereses, el anuncio de la salida de la recesión europea, especialmente traccionada por el repunte económico en Alemania y Francia, es claramente oportuno en vistas a las próximas elecciones. En declaraciones hechas a la prensa por la jefa del gobierno alemán, Merkel señaló que "aún queda mucho tiempo para superar la crisis, pero sin duda se ha avanzado y los inversores internacionales lo perciben".

El crecimiento del 0,3% para la Eurozona se debe al aumento del producto en Alemania para este segundo trimestre de un 0,7%, de Francia con un 0,5% y de Portugal con el 1,1 por ciento.
El aumento del PBI del país germano se correspondió, según diversos analistas, al impulso en el consumo generado por el aumento del gasto público justo antes de las elecciones, aunque también se hace alusión a que la desconfianza en los bancos genera un desincentivo al ahorro y un mayor consumo por parte de las familias. Asimismo, el propio Bundesbank, en su reporte mensual de junio, atribuye la recuperación alemana para el periodo en cuestión a su comparación con el primer trimestre del año en que la economía se vio afectada por factores climáticos.

CRISIS, PAREDÓN Y DESPUÉS
En esta misma línea, Olli Rehn, vicepresidente de la Comisión Europea, declaró en su blog que si bien estos datos positivos son bienvenidos "no hay lugar para la complacencia" y sería prematuro declarar que "la crisis se terminó". Señala que habría ciertos obstáculos aún que superar respecto al crecimiento, a las significativas diferencias entre los estados miembros, a los altos niveles de desempleo como los observados en España y Grecia, y a la implementación de reformas "esenciales pero difíciles" que aún quedarían pendientes a lo largo de la UE.
La recesión en varios países de la Eurozona continúa, y la tasa de desempleo de la región alcanza niveles récord con el 12,1%, lo que equivale a 19,3 millones de personas y que asciende al 24% en jóvenes menores de 25 años. En España la tasa de desocupación es del 26,3%, Grecia 26,9%, Portugal 17,4%, Irlanda 13,5%y Chipre 17,3% (datos junio-Eurostat), los cinco países rescatados que de conjunto presentan un panorama desalentador en la perspectiva social de las reformas implementadas y que, según funcionarios de la troika (FMI, UE y BCE), aún quedan pendientes de ser completadas.
Si bien en Alemania el desempleo es del 5,4%, una gran masa de empleados son los que IG Metall, el sindicato alemán de trabajadores metalúrgicos, llamó "esclavos modernos", y que en nuestro léxico local son los conocidos "tercerizados". Con la reforma laboral alemana del 2010, el trabajo precario en Alemania avanzó en la creación de trabajos temporales donde los empleados se estima que ganan un 40% menos que los trabajadores de planta.
Por otra parte, los niveles de deuda pública de la región siguen siendo altos. Si se consideran los países de la zona del euro, esta alcanza el 92,4% del PBI. Los casos más emblemáticos y que se encuentran por encima de la media son Grecia (160,5%), Italia (130,3%), Portugal (127,2%), Irlanda (125,1%) y Bélgica (104,5%) (datos 1º trimestre 2013-Eurostat).
En cuanto al déficit fiscal, para países como España o Grecia superan el 10% de su PBI, siendo para el conjunto de la Eurozona del 3,7% (datos 2012-Eurostat).


LA ESTRATEGIA. 
La llamada Estrategia 2020 diseñada por la Comisión Europea tiene entre sus metas que el 75% de la población europea se encuentre empleada y que se reinvierta en Investigación y Desarrollo el 3% del PBI. Para ello, establece un esquema de programa de reformas anuales para cada país de la región, al cual se someten y aplican los respectivos gobiernos. Por ejemplo, en el caso griego, el Programa Nacional de Reformas 2013 establece una serie de medidas que en parte ya fueron cumplimentadas y que apuntan a los planes de salud, educación y al incremento de la flexibilidad laboral, así como también al avance en la privatización de la Public Power Corporation (empresa pública productora y distribuidora de energía eléctrica) y en los aeropuertos locales. Según este programa, en tanto Grecia afronta niveles históricos de desocupación, "el mantenimiento de la cohesión y solidaridad social se transforma en un desafío y en un tema altamente prioritario en tanto la combinación de la consolidación fiscal y la provisión de una red de protección social necesitan estar cuidadosamente balanceadas". Esto es, ni más ni menos, que la crisis y el rescate a la banca europea, la paguen los trabajadores.
Cada país tiene su propia versión de reformas, cuestión que en el caso griego adquirió una nueva dimensión la semana pasada con los despidos y el anuncio del nuevo rescate. Si bien el ministro griego de Finanzas, Yannis Sturnaras, negó en un primer momento la necesidad de un tercer rescate, días después el gobierno griego admitió la posibilidad de que reciban un nuevo programa de ayuda de hasta 10 mil millones de euros. Las declaraciones del ministro griego a la prensa aseguran que ello no requeriría nuevas medidas adicionales de ajuste a Grecia lo que, sin embargo, no sería especialmente trascendente en el marco de las reformas ya en curso.

CONTEXTO. 
El ya renombrado "frenazo de los emergentes", la resistencia a terminar con el programa de inyección monetaria de la FED, el aumento del desempleo y de la deuda pública en la Eurozona, y en el medio de este escenario las elecciones en Alemania ponen en tela de juicio la perspectiva de que Europa, y el mundo, estén saliendo de la crisis que se inició en 2008 en los EE UU, y que se reproduce con sus particularidades a lo largo del globo. "Queda mucho por hacer", reclaman los funcionarios de la troika. "Que se joda la troika" es el nombre del movimiento portugués organizador de las protestas en Europa contra el ajuste y fue la frase final del manifiesto leído por las movilizaciones frente a la sede de la Comisión Europea en Madrid. Es claro, la cuestión de fondo es quién paga la crisis. 

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