miércoles, 7 de agosto de 2013

Aumentó el índice de radioactividad en el agua de Fukushima.

La empresa administradora del complejo, que se averió durante el tsunami de marzo de 2011, había negado al principio las filtraciones.



El índice de radioactividad detectada en el agua subterránea bajo la central nucleoeléctrica japonesa de Fukushima se incrementó unas 47 veces en los últimos cinco días, según las muestras extraídas de uno de los pozos situado entre los reactores y el mar. 

El operador de la planta nuclear que se averió en marzo de 2011 luego de un sismo que provocó un tsunami en la costa noreste de Japón, Tokyo Electric Power Company (TEPCO), había negado la existencia de filtraciones subterráneas hacia el océano hasta el 23 de julio pasado.

Sin embargo, los datos recogidos recientemente por TEPCO muestran la existencia de sustancias radioactivas con cerca de 56 mil becquereles por litro en el agua subterránea analizada que, proveniente de las zonas colindantes, se contamina al entrar en los sótanos de los accidentados reactores atómicos. Para evitar su salida al mar, el operador de la planta había construido unos "muros químicos" que creó inyectando sustancias líquidas en el suelo que se solidifican como una barrera.
Pero el sistema no dio los resultados buscados.

Por ello, la Autoridad de Regulación Nuclear de Japón (NRA) creó un panel especial con la empresa TEPCO y se reunió el viernes para evaluar el problema del agua y analizar medidas para resolverlo. Funcionarios del organismo exigieron bombear el líquido contaminado a tierra y ampliar el muestreo subterráneo y del agua del mar. 

Por el momento, los técnicos de la central desconocen los motivos por los que el agua subterránea ha elevado tan rápidamente sus niveles de radiación. El vocero de TEPCO, Yoshikazu Nagai, defendió a la compañía argumentando que había tardado en resolver el problema del agua subterránea porque se enfocó en enfriar los reactores fundidos, que representan mayor riesgo. 

Ahora, la principal preocupación es la acumulación del agua contaminada en el subsuelo de los edificios que albergan los reactores, y que se incrementa a diario por la filtración del agua subterránea. Para aislarlo, la eléctrica cuenta dentro del complejo nuclear con cerca de 1000 contenedores en los que almacena agua radioactiva, parte de la cual utiliza, una vez retirada la sal y las partículas radioactivas, para enfriar los reactores.

Tras el accidente nuclear de Fukushima, el peor desde la catástrofe de la ciudad ucraniana de Chernóbil –en la ex Unión Soviética, en 1986– cerca de 3500 trabajadores luchan a diario en la central japonesa para dar por concluida la crisis atómica, una labor que se estima se prologará durante los próximos 30 o 40 años. En julio pasado, Tepco había reconocido que los 1973 empleados que estuvieron en la planta en el momento del desastre de 2011 tienen un mayor riesgo de sufrir cáncer de tiroides. Por ello, los empleados de la central se someterán a exámenes de tiroides cada año.

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