sábado, 29 de junio de 2013

Caen un prelado y dos cómplices por corrupción en el "Banco de Dios"

El trío está implicado en el retorno de 20 millones de euros a las arcas de la Santa Sede desde Suiza. Están acusados por la fiscalía de Roma. Hace dos días, el Papa anunció la creación de una comisión para investigar al IOR.

Dos días después de que el Papa Francisco decidiera crear una comisión compuesta por cinco cardenales para vigilar el accionar del Instituto de Obras de la Religión (IOR), la entidad financiera del Vaticano, la fiscalía de Roma ordenó el arresto de un exponente de punta de la Curia romana, de un ex funcionario de los servicios secretos italianos y de un broker financiero, en el marco de una investigación sobre las actividades non sanctas del "Banco de Dios". Los detenidos están acusados de corrupción, calumnia y estafa: todos delitos relacionados con el retorno a las arcas de la Santa Sede de 20 millones de euros en contado provenientes de Suiza. 

Las autoridades vaticanas estás "dispuestas a una plena colaboración", aunque, por el momento, no habrían tenido ninguna "demanda sobre la cuestión de las autoridades competentes italianas", aseguró, luego de hacerse pública la noticia, el portavoz del Vaticano Federico Lombardi. 

Los protagonistas de esta historia son monseñor Nunzio Scarano, hasta hace un mes jefe contable de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica –menos conocida del IOR pero no menos potente– y hace dos en la mira de la fiscalía de la ciudad del sur por lavado de dinero; el ex espía Giovanni Maria Zito, un suboficial de los carabineros expulsado de la Agencia de Información y Seguridad Interna hace tres meses; y el agente financiero Giovanni Carenzio, un italiano que trabaja sobre todo en el extranjero. 

Según los investigadores, el prelado de 61 años le habría pagado 400 mil euros al ex miembro de los servicios secretos para facilitar el ingreso, desde territorio helvético, de 20 millones de euros al contado de una familia "amiga" –los armadores napolitanos Paolo, Maurizio y Cesare D’Amico– a bordo de un jet privado. Si bien la pesquisa gira en torno a este episodio, las actividades del IOR están en la mira de las autoridades desde septiembre de 2010, cuando un tribunal romano congeló 23 millones de euros de sus depósitos en el marco de una investigación por blanqueo ilegal de dinero.
Para la prensa local, los arrestos de ayer confirman el cambio radical en los equilibrios diplomáticos entre el Vaticano y el Estado italiano sobre la delicada cuestión del "Banco de Dios", en los últimos 30 años al centro de polémicas, hechos de crónica y turbias operaciones financieras. 

Los principales analistas coinciden en que el pontificado de Papa Francisco es una oportunidad única para abrir un nuevo capítulo con la impronta de la transparencia en la historia de las finanzas vaticanas. 

Este miércoles, en otro gesto considerado "revolucionario", Jorge Mario Bergoglio creó la Comisión Pontificia sobre el IOR: un organismo dirigido por Raffaele Farina destinado a recopilar información, incluso reservada, sobre los movimientos del Instituto, que presentará las conclusiones de sus análisis al Papa en persona. Nadie, según palabras explícitas de Francisco, podrá sustraerse y no responder a los cinco cardenales, que tendrán carta blanca para escarbar donde nadie jamás lo llegó a hacer hasta ahora.
Para los amigos, Nunzio Scarano es "monseñor 500". Un sacerdote que siempre pasea con billetes de 500 euros en su portafolio y que antes de convertirse en prelado, en 1987, fue un empleado del ex Banco de América y de Italia y de la Deutsche Bank de Alemania. 
Oriundo de Salerno (sur) y de 61 años, el cura está radicado en la Arquidiócesis de Salerno-Campagna-Acerno pero hace tiempo vive en Roma, en la Domus Internationalis Paulus VI, residencia que hospedó a Papa Francisco durante el Cónclave. 

Hace un mes, Scarano fue suspendido de todas sus funciones por las autoridades vaticanas después de que se conociese que la fiscalía de Salerno lo investigaba por blanqueo de dinero en un caso relacionado con cheques que pasaban como donaciones, por un total de 560 mil euros. El arzobispo, sin embargo, se defiende: "Jamás lavé dinero, confié en mi contadora", dijo.

La fiscalía de Roma está indagando cómo un prelado de origen humilde llegó a tener una "disponibilidad financiera e inmobiliaria enorme" y mueve con desenvoltura "ingentes sumas de dinero". De la investigación surgió que el sacerdote es titular de dos cuentas en el IOR: una personal y otra denominada "fondo ancianos", que recoge donaciones.

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