lunes, 27 de mayo de 2013

El Día del visitador médico y la vigencia de Ramón Carrillo

Ayer 26 de mayo se celebró el "Día del Agente de Propaganda Médica", que recuerda la fecha en la que esa figura legal fue institucionalizada por Carrillo, primer ministro de Salud pública del país.

La Asociación de Agentes de Propaganda Médica (AAPM) recordó mediante un comunicado que "hace 66 años, ese enorme sanitarista que fue el Dr Ramón Carrillo dio un reconocimiento fundamental a nuestra tarea, otorgándonos un lugar destacado en el contexto de los trabajadores profesionales de la salud. Desde ese hecho fundante, la lucha de los visitadores médicos fue la de mantener en alto los objetivos de aquellos precursores que decidieron no ser un engranaje de las políticas de Marketing de la Industria Farmacéutica, sino hacer que nuestra tarea esté encuadrada en criterios éticos y al servicio de la Salud Colectiva. Las leyes de profesionalidad del país, promovidas por nuestro sindicato, están basadas en aquel hecho fundamental del 26 de mayo de 1947. Festejemos nuestro día y sigamos cotidianamente defendiendo nuestra profesión y nuestros derechos laborales".

En tanto que desde la Federación Argentina de Agentes de Propaganda Médica (FAAPROME) rememoraron que "no fue casual la injerencia de la poderosa industria farmacéutica, ya que tras el golpe perpetrado por la tristemente célebre autodenominada, Revolución Libertadora que en realidad resultó ser la 'Revolución Fusiladora', el decreto de Carrillo, fue derogado de inmediato. Pero el germen revolucionario del Dr. Ramón Carrillo, quedó latente y posibilitó – a instancias de los trabajadores – la promulgación en todo el territorio nacional de las leyes que regulan la profesión del Agente de propaganda Médica".

Ramón Carrillo nació el 7 de marzo de 1906 en Santiago del Estero, y murió agobiado por la persecusión y el hostigamiento de "La Fusiladora" en el exilio en Brasil, el 20 de diciembre de 1956. Eligió cambiar por la función pública una carrera personal y profesional brillante como neurocirujano, y durante su gestión en el primer y parte del segundo gobierno de Juan Domingo Perón aumentó el número de camas existentes en el país de 66.300 en 1946 a 132.000 en 1954, erradicó en sólo dos años enfermedades endémicas como el paludismo. Creó 234 hospitales o policlínicas gratuitos. Disminuyó el índice de mortalidad por tuberculosis de 130 por 100.000 a 36 por 100.000. Terminó con epidemias como el tifus y la brucelosis y redujo drásticamente el índice de mortalidad infantil del 90 por mil a 56 por mil entre otros logros, en el marco de un Plan y una concepción sanitaria integral que solía definir afirmando: "los problemas de la Medicina como rama del Estado, no pueden resolverse si la política sanitaria no está respaldada por una política social. Del mismo modo que no puede haber una política social sin una economía organizada en beneficio de la mayoría".

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